CAPÍTULO 23. Territorio y bien común. Una propuesta de diálogo fraterno.

Abstract

Se quiere presentar unos principios derivados de las encíclicas Laudato sí y Fratelli Tutti, de inspiración franciscana, que podrían ser utilizados desde la bioética y permitirían a los tomadores de decisión y a los técnicos que los acompañan tener unas directrices para el ordenamiento del territorio que contengan estos tres elementos: el espacio como elemento natural, la comunidad que lo habita y las relaciones de poder que contribuyen a su ordenamiento. Para esto, es necesario entender que el territorio está compuesto por diferentes visiones de un mismo espacio, en el cual, se mezclan lo natural y lo antrópico generando una variada y compleja red de relaciones. Cuando se analiza un territorio se debe tener en cuenta sus componentes físico-espaciales y las diferentes relaciones tejidas con las comunidades que lo habitan, moldeando sus identidades, cargadas de vivencias culturales, sociales, económicas y políticas, entre otros, que le imprimen al lugar características particulares que contribuyen a diferenciarlo de otros espacios. Por lo tanto, el territorio es la base y sustento de las diferentes comunidades que lo habitan, determinado por estas, genera diferentes escalas de comprensión, delimitaciones y vivencias colectivas que le imprimen su cualidad de espacio socio-ecológico complejo y en constante cambio, por lo que se hace necesario establecer un diálogo fraterno entre los tomadores de decisión y las comunidades que permitan el bien común y la justicia entre las generaciones y alcanzar la protección de su diversidad biológica y cultural.

We want to present some principles derived from the encyclicals Laudato Sí and Fratelli Tutti, of Franciscan inspiration, which could be used from bioethics, and would allow decision makers and technicians who accompany them some guidelines for the planning of the territory that they have these three elements: the space as a natural element, the community that in habits it and the power relations that contribute to its ordering. For this, it is necessary to understand that the territory is made up of different visions of the same space in which the natural and the anthropic are mixed, generating a varied and complex network of relationships. When analysing a territory, it must be considered its physical-spatial components and the different relationships woven with the communities that inhabit it, shaping their identities, loaded with cultural, social, economic, and political experiences, among others, that give the place particular characteristics that help to differentiate it from other spaces. Therefore, the territory is the base and sustenance of the different communities that inhabit it, where it is determined by them, generating different scales of understanding, boundaries and collective experiences, that print their quality of complex socio-ecological space and in constant change, which is why it is necessary to establish a fraternal dialogue between decision makers and communities that allow the common good and justice between generations and achieve the protection of their biological and cultural diversity.