LOS CÍRCULOS DE DIÁLOGO: UNA METODOLOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN DE CONFLICTOS Y LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ.
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2021
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Corporación Universitaria Minuto de Dios
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Abstract
En la Cartilla “Módulos de Formación en Diálogo y Transformación de Conflictos” se
propone el diálogo como estrategia principal para crear un campo de encuentro entre
posiciones divergentes que aceptan intentar dar un trámite noviolento a relaciones
conflictivas en el marco de la construcción de una paz en los territorios agenciada por las
comunidades.
El módulo 4 de esta cartilla aporta unas pautas iniciales para la realización de los círculos
de diálogo. Estos se conciben como espacios que parten de reconocer las diferencias que
puede haber entre actores diversos frente a un problema determinado y buscan nuevos
caminos y puntos de conexión en torno a la identificación de necesidades comunes y de
perspectivas nuevas de cooperación.
Con ello se abre paso la posibilidad de que las partes de un conflicto dejen de considerarse
antagonistas y exploren cómo abandonan la lógica amigo-enemigo, avanzando hacia un
compromiso de hacer escucha profunda de los argumentos y sentimientos del otro,
comprendiendo la legitimidad que puede haber en ellos. Esto significa también aceptar
que no puede imponerse una sola verdad, que habrá que construir verdades compartidas
y que, aún así, los acuerdos que se consigan dejarán puntos grises, nuevos desacuerdos y
aperturas a otros conflictos que podrán ser abordados a partir de los aprendizajes que
queden de la experiencia de los Círculos.
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Este texto amplía lo expuesto en la Cartilla y desarrolla de manera más detallada los
momentos, las fases y los roles de los actores de los Círculos. Se trata de una guía, y no de
un manual, por cuanto los líderes y lideresas de cada territorio tendrán que desplegar
toda su capacidad creativa para situar las características de la experimentación de los
Círculos a las complejas condiciones de su entorno y a las condiciones de posibilidad para
un diálogo fructífero con actores tan disímiles.
Como clave para la transformación de conflictos el diálogo es un ejercicio sumamente
poderoso. Aparte de los efectos sobre el conflicto mismo genera valores sociales
agregados para los involucrados tales como una expansión de sus capacidades políticas y
de gestión de lo social. También se va a ver reflejado en el crecimiento de las apuestas
éticas que proveen de mayor autoridad y reconocimiento a quienes se comprometen en
esta estrategia.
Sin embargo, para que pueda haber diálogo tiene que haber antes que nada voluntad de
dialogar, disposición anímica y creación de un estado ambiente que favorezca el
surgimiento del escenario dialógico. Resulta apenas obvio que mientras existe el
enfrentamiento agudo, y a veces violento, es muy difícil y arriesgado el emprendimiento
del diálogo. Por tanto, una de las aptitudes a desarrollar por los promotores de los
Círculos es la de distinguir los momentos más oportunos para iniciar un ejercicio de
diálogo, es decir en donde se tenga el acceso a los actores del conflicto y se haya
construido la confianza necesaria para garantizar la viabilidad de una respuesta positiva de
las partes.
Otra condición importante para el diálogo es la existencia de mediadores o facilitadores,
es decir, de personas, grupos o instituciones que cuentan con el reconocimiento de las
partes enfrentadas y pueden mantener independencia y equidistancia de los involucrados
directamente en el conflicto. Así será posible tener éxito en la aproximación de los actores
y demostrar que se comprenden las distintas necesidades, los intereses que están en
juego y las estrategias que ha usado cada quien para prevalecer, así como para mediar en
la elaboración de propuestas abiertas para el abordaje del conflicto.
La realización del diálogo requiere una gestión específica, realizada por líderes formados
para analizar las implicaciones del conflicto tanto para las partes como para las
necesidades comunes de construcción del territorio. En este sentido, el reconocimiento de
la existencia del conflicto es un primer elemento indispensable para dar curso a su
trámite. Negar o minimizar el conflicto, no asumirlo en su dimensión e impacto para las
comunidades y los actores involucrados es un obstáculo de gran magnitud para el impulso
de procesos de transformación como los que se plantean los Círculos de Diálogo. Una vez
identificado el conflicto hay que aumirlo con toda seriedad escuchando a las partes con
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sinceridad y desarrollando las tareas de indagación, observación y análisis que deriven en
un diagnóstico acertado de lo que ocurre.
Ahora bien, los líderes y las lideresas requieren manejar las similitudes y las diferencias de
conceptos recurrentemente usados como son los de resolución de conflictos,
transformación de conflictos, mediación y negociación. Aun cuando estos términos tienen
todos una historia y un discurso extenso detrás suyo, construido a través de las ya
prolongadas experiencias en el tratamiento de los conflictos, tanto en ámbitos
internacionales, como nacional y locales, aquí es importante ofrecer una breve explicación
sobre los sentidos que articulan estos conceptos.
Para empezar, la resolución y la transformación de conflictos son dos propuestas que se
han elaborado en torno a presupuestos diferentes, aunque están ancladas en la idea del
manejo pacífico de los conflictos. La “resolución de conflictos” presupone que es
necesario y posible acabar con los conflictos y que ello es indispensable debido a sus
efectos dañinos para el buen funcionamiento de la sociedad.
Para esta perspectiva, el énfasis está en la necesidad de contener cuanto antes los efectos
perjudiciales del conflcto, evitando su escalamiento y previniendo desenlaces violentos
mediante la búsqueda de un acuerdo que satisfaga los intereses de las partes hasta
ponerle fin. Es muy poca la cabida que en esta concepción se da al potencial
transformador que puede haber en un conflicto y en las posibilidades de buscar
alternativas que no se centren en los intereses cerrados de los contendientes. La teoría de
la “Resolución de Conflictos” fue la prmera propuesta sistemática para el abordaje y
gestión de los conflictos, basada en centros académicos ingleses y nortemericanos que
buscaban aplicaciones para el trámite de los conflictos empresariales en un ámbito de
competencia de mercado, así como su proyección al tratamiento de conflictos
internacionales en el contexto de la guerra fría. (Burton, 1990; Keashley y Warters, 2000).
Entre tanto, el enfoque de la “Transformación de los Conflictos” parte de la consideración
de que los conflictos son inherentes a las relaciones humanas y que en su trámite pacífico
hay una inmensa posibilidad de aprendizaje social para reconocer lo que nos es común. El
objetivo de la transformación de los conflictos es el de transitar desde la competencia y el
individualismo, propios del paradigma de la dominación, hacia una recomposición de las
relaciones sociales basadas en la cooperación, en la convergencia y en el renacer de la
solidaridad. Se tratra de imaginar la posibilidad de reconstituir el espacio de cooperación
que involucra el bien común.
Además, esta propuesta considera que en el proceso de transformación de los conflictos
se puede descubrir el poder propio de las comunidades, su fuerza de cohesión a partir de
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las diferencias y su gran potencia creativa para profundizar en la democracia local. Esto
está en sintonía con los valores de la noviolencia que convocan al mutuo reconocimiento,
esto es a alcanzar la aptitud de situarse en el lugar del otro(a) sin pretender que su verdad
desaparezca o sea subordinada. Con ello se hace visible el entramado social y afectivo que
se pone en juego en la tarea de enriquecer y defender los bienes colectivos, los que son
de todas y todos, así como la facultad de restituir la comunidad de vida que nos emplaza
en el territorio. En últimas es una propuesta de reconciliación basada en la búsqueda de la
verdad compartida, de la confluencia de necesidades diversas que deben tomar su justo
lugar como motor del cambio social. La teoría de “Transformación de Conflictos” es más
reciente y está ligada a las iniciativas y centros de pensamiento internacionales de
carácter pacifista tanto europeos como latinoamericanos (Galtung, 2003 ; Vinyamata,
1999; Taylor, 1989; Muñoz, 2004, Fisas, 1998; Lederach, 1995; Stavenhaguen, 2000)
En segundo término, la mediación y la negociación son procesos que pueden ayudar en la
transformación de los conflictos y se entremezclan en todo su trámite. La Mediación surge
como una necesidad cuando dos partes han planteado su disposición activa de iniciar un
diálogo y aceptan que se requiere de un facilitador(a) o mediador(a) externo. La labor de
la mediación es darle poder a las partes y contribuir a regular el conflicto, restaurando las
condiciones para el diálogo, aproximando a las partes, creando espacios de mutuo
reconocimiento y delimitando las responsabildiades. Se requiere de mucha flexibilidad y
de talento para identificar el estado del conflicto y plantear caminos que atenúen el
enfrentamiento y desescalen su intensidad. Las partes deben fijar el tiempo que otorgan
para la mediación y las facultades que durante ese lapso le dan a los mediadores(as).
Por su lado, la negociación puede verse como una fase subsiguiente a la mediación,
cuando se presenta la posibilidad cierta de un diálogo para transformar el conflicto y es
necesario acordar las condiciones de todo orden para iniciar y desarrollar ese diálogo. La
negociación también se puede presentar en el curso del diálogo, como medio para
desatascarlo si se considera que ha llegado a un punto muerto o para precisar los
acuerdos y desacuerdos en ciertas fases de su desenvolvimiento. Igualmente, se requerirá
negociar la implmentación de los acuerdos a los que se haya llegado estableciendo las
garantías para su realización. El éxito de una negociación radica en que las partes
reconozcan la justicia que se consiguió con el acuerdo, que vean allí representados sus
deseos y necesidades, que acepten que es un pacto de reconciliación y de recomposición
de las relaciones que estaban fracturadas por un mal tratamiento del conflicto. Que
encuentren que lo que se consiguió fue producto de un ejercicio de equidad con una
visión de integralidad en la que todos(as) ganaron, así no se hubiera conseguido que todas
las aspiraciones de las partes terminaran recogidas en el acuerdo.
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Los Círculos de Diálogo recogen estas precisiones y estas propuestas para hacer que la
promoción y gestión del diálogo en los territorios sean una palanca para reconstruir
confianzas, reconfigurar el tejido social y afianzar la paz. Ahora bien, hay que tener en
cuenta que el escenario para la experimentación de los Círculos es muy limitado en el
contexto del proyecto de “Formación de formadores par el diálogo y la construcción de
paz”. La experimentación de esta estrategia únicamente plantea la relización de dos
círculos de diálogo en cada región. Es previsible que un proceso de transformación de
conflictos requiera mucho más tiempo y escenarios de experimentación. Para este
proyecto lo fundamental es el saldo pedagógico que se traduce en la creación de
capacidades para el diálogo de los participantes y será ese el principal énfasis que se haga
en la evaluación y sistematización de este proceso.
En este contexto, invitamos a los líderes y lideresas que participan de esta experiencia de
formación de formadores a impulsar con entusiasmo esta estrategia, a incorporarla como
parte de las dinámicas cotidianas en las que se se experimenta la convivencia y para que la
transformación de los conflictos sea un aprendizaje en la puesta en marcha de formas de
existencia cada vez más significativas.
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Keywords
Dialogo, Paz, Conflicto