Abstract:
Bogotá fue construida de forma hegemónica bajo las consignas de la modernización y la globalización, la expansión de la ciudad y la priorización de lugares para el ocio y la recreación ha generado que los ecosistemas -como los humedales- se conviertan en lugares estratégicos para ser intervenidos y “mejorar” la calidad de vida y tiempo libre de los bogotanos. Esto ha establecido formas específicas de ser-estar en lo público y lo privado produciendo una serie de relaciones y tensiones entre lo humano y lo no-humano producto de las afectaciones a los paisajes naturales de la ciudad. Como resultado de estas tensiones, en Bogotá se han configurado una serie de experiencias de defensa territorial, donde se debate la defensa de la vida en contraposición a las políticas que degradan y afectan el cuidado y preservación de la Naturaleza. En este contexto, el humedal Tibabuyes en la localidad de Ingativa1, ha sido el centro de estos procesos de defensa.