Una joven monja ve frustada su misión de entrega y caridad cuando descubre que el colegio de religiosas donde trabaja se ha vuelto en un negocio que no se compadece con los sacrificados padres de familia.
Llegó la hora de la verdad, la hora de la conciencia. El remordimiento se apodera de la gente y el medio va creciendo en la medida que se acerca a la hora final de la existencia.
Este es un cuanto de fe. Para el autor, Cristo es la beta de oro que busca el minero, y no importa qe su vida se vaya en la búsqueda al final, la constancia le entregará el premio, la luz, el brillo eterno.
Este cuento es el reflejo del egoísmo que se va construyendo a partir de la idea individualista de "tener". La acumulación se convierte en soberbia, de compartir con aquellos que tienen necesidades. Y, por supuesto, no se ...
La luz eterna es el premio a un alma pura y angelical, pero su paso por la muerte es inevitable. La muerte es sólo un camino y así lo entiende la madre de este niño inocente.
El diablo está enojado y preocupado. El autor nos dibuja el infierno candente y al diablo de rabo y cachos paseándose por su terraza. Es una manera de burlarse del mal y monstrar su fe en los grupos carismáticos.