Abstract:
Las motivaciones que nos han conducido a este proyecto están enmarcadas en los desafíos que el mundo hoy nos plantea en el escenario socioeconómico político y religioso. Pasamos de una economía regional a una global, de la representación política a la participativa, de la cultura local a la diversidad. El desarrollo en todas sus dimensiones con los criterios de eficacia, rentabilidad, productividad que se han convertido en el valor de los hombres y mujeres.
Todo esto ha generado, la concentración de poderes, la inequidad, la migración, el desplazamiento, la violencia, el hambre la falta de salud, la desvaloración del ser humano, y la corrupción; son realidades que exigen soluciones globales que tienen que ver con la implementación de políticas y programas de desarrollo social.
La iglesia católica no es ajena a este fenómeno de cambio vertiginoso que si bien ha traído progreso, desarrollo tecnológico, avances y calidad de vida para algunos, también deja evidente una brecha frente a los desposeídos, situaciones de maltrato, desempleo; familias devastadas por el abandono y la total desvinculación afectiva y moral, especialmente con los hijos y en consecuencia un alejamiento espiritual y dejación de los valores, y deberes “cuya razón y fundamento y razón de ser están en la dignidad y en el valor de la persona.” (Marín, Carlos. 2000)
La Arquidiócesis de Bogotá, desde hace una década ha trabajado arduamente por realizar una pastoral ágil, y dinámica. Luego de hacer el diagnóstico del contexto, y con la construcción desde la comunidad reconoció la necesidad de asumir una pastoral organizada, desde la planeación metodológica, iniciando un largo camino en el desarrollo y ejecución de proyectos que impacten la comunidad, y mediante la organización de zonas pastorales y creación de tres diócesis, entre ellas la
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Diócesis de Engativá, con la misión de construir una “ciudad de la misericordia más humana y más fraterna”.