Abstract:
La escucha es fundamental en los procesos de aprendizaje, de ahí la importancia de establecer la diferencia entre oír y escuchar. Oír es una actividad pasiva que se convierte en una simple sensación de escuchar, mientras que escuchar es un proceso activo que conlleva a percibir y captar los mensajes emitidos por los emisores; estos dos conceptos son totalmente diferentes. Oír da paso a escuchar, la conciencia aumenta a la voluntad se activa y todos los aspectos de nuestro ser se involucra al mismo tiempo. Es por ello que la concentración y la memoria son factores esenciales para logar una adecuada escucha. Es necesario entrar en el proceso de investigar cuales son las causas de la dificultad que presenta los estudiantes para aprender a escuchar activamente en actividades que requieren de una adecuada escucha y concentración, y así llegar a buscar estrategias y metodologías que fortalezcan la habilidad de la escucha en los estudiantes. Únicamente cuando no se es capaz de escuchar al otro, se abre la puerta para que el interlocutor pueda comunicarse con él y precisamente esta intercomunicación hecha de escucha respetuosa y de habla adecuada, es la esencia del diálogo: En la escucha se propicia la comprensión del lenguaje verbal, se va más allá del código restringido, se puede hacer relaciones intertextuales con lo que se lee, se oye y se dice, se posibilita replantear los conocimientos que se poseen frente a lo que se escucha. Desde este punto de vista la enseñanza del lenguaje debe ser de forma abierta, en la que aula propicie el intercambio de experiencias y pensamientos por medio de la habilidad de la escucha con relación a todo lo que nos rodea.